Praga es una de las grandes capitales culturales y artísticas de Europa. Cuenta con una rica tradición musical, deliciosos sabores y un patrimonio arquitectónico imponente, con referencias como la rotonda de San Martín, la iglesia de Nuestra Señora de Týn y el Palacio Wallenstein.
Praga se libró de los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que su casco antiguo medieval conserva algunas de las construcciones mejor conservadas de Europa. Las sinuosas y laberínticas calles suscitan vívidas emociones.
Es una ciudad moderna, con una población amistosa y precios asequibles. Hoteles baratos, antigüedades económicas y restaurantes locales exquisitos figuran entre sus características, además de museos imprescindibles como los dedicados a Franz Kafka y a Alfons Mucha.
Praga cuenta con un buen número de cafeterías famosas que suelen visitarse para rendir homenaje a los personajes célebres que las frecuentaban. Slavia, el parisiense Café Louvre, Café Savoy y Café Imperial son magníficas referencias de siempre. Entre las modernas, el Café Lounge ofrece magníficos capuchinos, bollos y postres de elaboración propia.
Situado en la esquina noreste de Praga, acogió a una próspera población judía en la época medieval. Debes visitar la sinagoga gótica Vieja-Nueva, la casa de culto judía más antigua de Europa y el antiguo cementerio judío.
Los conciertos son habituales, tanto audiciones callejeras en la plaza de Wenceslao como actuaciones en el Teatro Nacional de Praga.
La devoción de los ciudadanos de Praga por la cerveza es absoluta. Sus pubs sirven gran variedad de propuestas locales, pero la Pilsner es la referencia imprescindible.
En primavera y verano proliferan las excursiones en barco por el río Moldava. Profundiza en la historia de Praga y admira panorámicas de sus monumentos, como el castillo medieval y la sinuosa Casa de Baile en estilo art déco.
La plaza de la Ciudad Vieja está llena de detalles cautivadores, desde el aspecto gótico de la iglesia hasta el reloj astronómico del antiguo ayuntamiento. Explorar los callejones pequeños te llevará a Josefov, el barrio judío.
Este puente medieval, que tardó siglos en completarse, fue construido en piedra pesada al estilo gótico. Las docenas de estatuas barrocas que lo flanquean fueron añadidas después, pero son un atractivo turístico esencial y, según se dice, dan buena suerte.
Este edificio medieval es el castillo antiguo más grande del mundo. Se asoma al centro de la ciudad como extraído de un cuento de hadas. Su interior alberga los mayores tesoros nacionales del país, así como misteriosas referencias alquímicas.
En la ladera situada bajo el Castillo de Praga, Malá Strana o Ciudad Pequeña se extiende hasta el río. Es conocido por sus palacios renacentistas, sus jardines y la iglesia de San Nicolás. Además, sus calles ofrecen una muestra generosa de arte urbano, incluyendo Búsqueda de bebés, de David Černý, y el muro de John Lennon.
La colina de Petrin contempla la ciudad desde su orilla izquierda e incluye encantadores parques y atractivos enclaves como el hermoso jardín Rose y Mirror Maze. Desde Malá Strana, un tren funicular te llevará a la cima, donde hallarás una construcción semejante a la torre Eiffel, magníficas panorámicas y el monasterio Strahov.
La plaza de la Ciudad Vieja está llena de detalles cautivadores, desde el aspecto gótico de la iglesia hasta el reloj astronómico del antiguo ayuntamiento. Explorar los callejones pequeños te llevará a Josefov, el barrio judío.
Este puente medieval, que tardó siglos en completarse, fue construido en piedra pesada al estilo gótico. Las docenas de estatuas barrocas que lo flanquean fueron añadidas después, pero son un atractivo turístico esencial y, según se dice, dan buena suerte.
Este edificio medieval es el castillo antiguo más grande del mundo. Se asoma al centro de la ciudad como extraído de un cuento de hadas. Su interior alberga los mayores tesoros nacionales del país, así como misteriosas referencias alquímicas.
En la ladera situada bajo el Castillo de Praga, Malá Strana o Ciudad Pequeña se extiende hasta el río. Es conocido por sus palacios renacentistas, sus jardines y la iglesia de San Nicolás. Además, sus calles ofrecen una muestra generosa de arte urbano, incluyendo Búsqueda de bebés, de David Černý, y el muro de John Lennon.
La colina de Petrin contempla la ciudad desde su orilla izquierda e incluye encantadores parques y atractivos enclaves como el hermoso jardín Rose y Mirror Maze. Desde Malá Strana, un tren funicular te llevará a la cima, donde hallarás una construcción semejante a la torre Eiffel, magníficas panorámicas y el monasterio Strahov.
Si quieres comer como los lugareños, acude a uno de los puestos callejeros de salchichas, donde puedes conseguir un hot dog checo y vino caliente por 0,45 Kč. Praga ofrece también muchos cafés y restaurantes de precio bajo en los alrededores de Wenceslao y la plaza Carlos, donde puedes saborear una copiosa comida de cerdo frito, albóndigas y cerveza fría. Una cena para dos en un restaurante medio cuesta a partir de 500 Kč.
De marzo a noviembre, Praga tiene un clima bastante templado, con temperaturas medias de entre 10 y 21 ºC. Pero, en la temporada turística de verano, los precios de alojamiento son más altos. Praga es más barata y menos concurrida a finales de primavera y principios de otoño. Los encantadores mercados navideños de la plaza de la Ciudad Vieja te enamorarán si aguantas bien el frío.
La mayoría de los visitantes internacionales llegan al aeropuerto Václav Havel (PRG), ubicado a 9,60 kilómetros de la ciudad. Una vez en él, la forma más fácil y económica de llegar al centro es el Airport Express Bus, que sale cada media hora. Sus billetes cuestan 42 Kč en línea y 60 Kč en el aeropuerto. También hay varias rutas de autobuses públicos que llevan a las estaciones de metro cercanas.
Puedes tomar un tren a Praga desde casi cualquier lugar de Europa a través de Czech Railways, RegioJet y Leo Express. Con DB, por ejemplo, puedes contratar un trayecto desde Berlín a Praga desde 1283,54 Kč. También hay un RailJet de alta velocidad que opera todos los días entre Praga y Viena. La mayoría de los trenes llegan a la estación central, en la Ciudad Nueva. Una vez allí, puedes tomar el metro o un taxi hasta tu destino, pero estos pueden cobrar tarifas astronómicas a los turistas extranjeros.
Praga es fácilmente accesible en coche desde cualquier punto de Europa a través de varias autopistas principales, incluyendo la D8, que une Praga y Alemania, la R6, entre Praga y Karlovy Vary, y la R7, que conduce hasta el aeropuerto de Václav Havel. Las autoridades checas exigen a los conductores internacionales comprar un pase, llamado viñeta, para poder viajar por autopistas. Se compran en los cruces fronterizos, las oficinas de correos y las estaciones de servicio, a un precio de 310 Kč para circular 10 días.
Eurolines, Ecolines, Student Agency Bus y OrangeWays operan autobuses internacionales hasta la estación Florenc de Praga, pero para conseguir las tarifas baratas hay que reservar con meses de antelación. Con FlixBus puedes viajar en autocar desde Berlín por 771,41 Kč; el trayecto dura alrededor de cinco horas.
1. Hradčany, el punto más alto de Praga, también ofrece algunas de sus principales atracciones históricas. Admira el cambio de hora de la guardia en el Castillo de Praga, recorre el magnífico santuario mariano de Loreto y disfruta del arte contemporáneo en Nový Svět.
2. Ciudad Nueva es un gran vecindario situado al sudoeste de Praga, que alberga muchos de los mejores hoteles y restaurantes de la ciudad. Visita la magnífica plaza de Wenceslao, la Casa Danzante y los tranquilos jardines botánicos antes de relajarte en una cafetería.
3. Malá Strana es un barrio central que destaca por sus mansiones barrocas, en un estado casi idéntico a cuando Mozart vivía allí en el siglo XVIII. El palacio y los jardines de Wallenstein y la iglesia de San Nicolás son otros de sus atractivos, que se refuerzan con la literaria presencia de la casa natal de Franz Kafka. Entre sus buenos hoteles, figuran el Kampa Garden y el U Páva.
La mejor y más económica forma de moverse por Praga es utilizar sus extensos sistemas de metro, autobús y tranvía. Los billetes se venden en máquinas expendedoras y tiendas locales. Un billete válido para viajar media hora en los tres cuesta 24 Kč.
Hay docenas de compañías de taxis que operan en Praga, pero algunos taxistas incrementan sus tarifas a los turistas extranjeros por encima de los 28 Kč por cada 1,6 kilómetros recorridos que establece la legalidad.
Las calles estrechas y el estacionamiento limitado dificultan la conducción en Praga. Los servicios de alquiler de automóviles Hertz y Sixt operan fuera del aeropuerto con precios desde los 700 Kč por día. Ten presente que las leyes de estacionamiento se aplican muy estrictamente: si estás mal aparcado, la grúa se llevará tu coche o será inmovilizado.
Praga es un paraíso para los coleccionistas que buscan alta calidad a precios asequibles. Dirígete a la Ruta Real, en las afueras del Castillo de Praga, donde encontrarás las mejores tiendas de antigüedades y, en ellas, desde medallas del Ejército Soviético hasta muebles barrocos. Muchas de las boutiques de lujo de la plaza de Wenceslao ofrecen la famosa porcelana bohemia autóctona.
Hay tres supermercados Zabka en el centro de Praga muy recomendables, porque sus precios son económicos: una barra de pan cuesta 19 Kč y una botella de cerveza de medio litro alrededor de 35 Kč. En el Mercado de Praga, en Holeovice, puedes encontrar frutas y verduras frescas, pan y dulces a precios bajísimos.